jueves, abril 21, 2005

Chascarrillos papales

Con eso de ke lo de hoy es el Bon-Ice, la jicaleta y el Papa, pss akí les traigo unas cosillas interesantes acerca de varios Papas.

Chascarrillos papales

El Papa no recibe salario ni tiene cuenta bancaria; sólo hay 22 papas llamados Juan; Pablo VI, lector empedernido, adoraba la velocidad y Pío XII renunció para no caer en manos de Hitler.

Hombres buenos y visionarios, hijos ilegítimos, guerreros, maniáticos, hipocondríacos, mujeriegos o antipapas. De todo ha habido en la viña del Señor en dos mil años de la a veces atribulada historia de la Iglesia Católica.

Juan Pablo II, que pidió que su investidura fuera por la mañana para no perderse un partido de fútbol en la televisión, rechazó en 1981 una herencia de dos millones de euros de una vidente italiana y en 1997 un anónimo pagó por su viejo coche, un Ford Scort de 1975, 102.000 dólares, cuyas llaves recibió de la mano del propio Pontífice.

A Juan XII, elegido papa a los 18 años, murió por las puñaladas que le asestó el marido iracundo de su supuesta amante.

Pablo VI, que solía llevar un cilicio bajo sus hábitos papales, fue un lector empedernido. Nunca viajaba con menos de 75 cajas de libros, pero tanta erudición no le sirvió para pronunciar correctamente Helsinki, la capital de Finlandia, que a pesar de los numerosos ensayos siempre llamaba “Helsinski”.

Celestino V fue el único pontífice que dimitió. Bueno, no exactamente, porque Benedicto IX fue papa tres veces: la primera a los 14 años, antes de renunciar para casarse; después volvió a ocupar el trono y se lo pasó a su padrino, antes de recuperarlo por última vez cuando aún no había cumplido los 30 años.

Para evitar ser hecho prisionero por los nazis, Pío XII preparó una carta de dimisión que registró oficialmente, convirtiéndose así en simple ciudadano, lo que evitaba a la Iglesia tener que esperar a su muerte para restablecer el gobierno.

En el terreno de las pasiones, a Pío XI, por ejemplo, le enloquecían los automóviles. En el garaje del Vaticano tenía 16, tres de ellos descapotables. A Pablo VI le encantaba la velocidad y al efímero Juan Pablo I el personaje de Pinocho

1 comentario:

Anónimo dijo...

oye, esta muy bueno esto, de donde lo sacaste?? no tienes mas?

saludos!